viernes, 26 de octubre de 2012

Gracias, don Bosco, por tu visita a Valencia.

 
Es muy triste, que en el día de hoy, los sacerdotes salesianos, que conozco, estén lejos del espíritu de San Juan Bosco.
 
No sé si algunos lo leerán, estos hermanos sacerdotes que conozco, o se han cansado. Al fin al cabo, lo que suelo recordar es que todos hemos de ser fiel a la Iglesia Católica, al Papa, al Magisterio.
 
Todos queremos y necesitamos sacerdotes virtuosos, pues el alma mundana causa demasiadas tragedias en la vida. Si un corazón está apegado al mundo, siempre trabaja para salvar las apariencias, no hay sinceridad en la vocación personal.
 
El cristiano debe ser amigo de Dios, pero el alma consagrada debe sobrepasar esa amistad, es decir, ser más amigo, amiga de Dios, en cuánto su vocación al sacerdocio o a la vida religiosa, intachable a los ojos de Dios, sin importarle ser despreciado por el mundo.
 
San Juan Bosco tuvo una madre, una verdadera santa y piadosa, que puede ser modelo para madres que tienen hijos sacerdotes.
 
Ver a un sacerdote con sotana o traje talar, es como dar la vida al mundo, porque Cristo obra a través de ese sacerdote auténtico.